Todos los años, de modo recurrente celebramos el día de la madre en el mes de mayo, mes de las flores, es de María. Y a pesar de hacerlo siempre nunca nos parece algo rutinario, pues celebrar y agradecer a quien nos ha dado a luz, por todos sus cuidados y desvelos, nunca cansa.
Bien es verdad que algunas personas han tenido mala experiencia con sus respectivas mamás. No se han sentido queridas, amadas. Incluso hay quienes guardan rencor hacia ellas por “lo que les han hecho sufrir”.
Creo que ya es tiempo para estas personas de reconciliarse con aquella que les ha dado la vida. Y si pudo cometer errores en el pasado, estoy seguro de que nunca quisieron dañar a sus hijos. Conozco muchas mamás que reconocen que no supieron educar, dar cariño a sus hijos cuando lo necesitaban, y les pesa enormemente.
Considero que es tiempo de pasar página, de amar, de volver a empezar una relación bonita, hermosa.
Y para los que hemos tenido la suerte de tener una madre alegre, simpática y cariñosa, es tiempo de elevar a Dios una oración de acción de gracias por ese inestimable regalo.
Que importante y que valioso es tener una madre, que hasta el mismo Dios quiso tenerla. Agradezcámosle todo a ellas. Comprendámoslas, y elevemos en nuestro espíritu un momento a quienes nos han sacado adelante en la vida con dedicación y esfuerzo
Una madre es un tesoro y al mismo tiempo un cóctel de virtudes. De hecho cada letra de la palabra madre nos describe una virtud:
M = Mansedumbre
A = Amor
D = Dedicación
R = Renuncia
E = Entusiasmo
Por eso, agradecemos a quienes renunciando a sí mismas nos han colmado de amor, dedicando su tiempo y sus energías, para sacar de nosotros mismos lo mejor, no sin poner en ello grandes dosis de mansedumbre y un permanente entusiasmo.
Con mis mejores deseos para todas las madres.
- Agustín De la Vega, LC
2 comentarios
Muy bonito lo que escribe, Padre Agustin
Muy bonito lo que usted escribe, padre Agustin