Tu nombre, María, es dulzura, es miel de colmena.
Tu nombre lo llevan con gran cariño y respeto millones de mujeres del mundo cristiano, porque te aman y porque desean parecerse a ti, la mujer más preciosa y bendita del mundo. Tu nombre se canta, se reza, se encuentra en los labios y en los corazones de tus hijos. Dios te salve, María, repetimos mil veces en el rosario, y se responde: Santa María, madre de Dios… Oh María, madre mía oh consuelo del mortal. Ave, ave María, se canta en Lourdes y en Fátima y en todos los templos de la cristiandad. Oh María, la Morenita del Tepeyac. Nos sale del alma llamarte así, Morenita, Morenita mía, Morenita del alma.
Cuando de mi morena vaya a la ermita… le canto yo con inmensa alegría. María, madrecita linda, la más bella de las mujeres. Así eres tú, mi adorable mamá. María, la dulce madre que nos ama tanto, tanto, que no podemos siquiera imaginarlo.
Santa madre de Dios. ¡Qué grande eres!. Puede que no sepas lo que significa ser madre de Dios, pero es algo tan grande, tan grande… Dios es el único hijo que ha podido escoger a su madre. Te preparó con toda su sabiduría y poder. Te hizo llena de gracia, inmaculada. Naciste blanquísima, sin el pecado nuestro, el pecado original. Como madre diste a luz un niño que parecía igual a todos, pero era el hijo del Dios altísimo. Cuando el arcángel te lo anunció, te quedaste sin palabras, temblaban de emoción y de susto. Te tuvo que decir: No temas, María. ¿Que no tema? No soy digna. ¿Y si lo maltrato? ¿Y si se me pierde? Además, soy virgen, ¿entonces…? El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra. Y tú le respondiste: He aquí su esclava, que se cumpla en mí lo que me has dicho. Madre, Madre De Dios, ¿Cómo puedo llamarte igual que te llama Jesús,madre mía, mamá?
Madre de Cristo. Jesús es el Verbo De Dios, es el hijo De Dios. Si tú eres su madre, entonces eres madre de Dios. Jesús es El Salvador de los hombres. Tú eres la madre del Salvador, eres la madre del buen pastor, gentil pastora. Eres la madre del que es el camino, la verdad y la vida. Eres madre de la luz, porque engendraste a la luz del mundo. Eres madre de la vida, porque Jesús es la vida. Eres fuente de agua divina, porque Jesús es el manantial de la vida eterna. Eres grande, muy grande, pero tú te sientes pequeña, esclava del Dios altísimo, su servidora, pero nosotros te veneramos como madre De Dios y nos sentimos muy bendecidos porque eres también madre de nosotros. Jesús te dice madre y nosotros también. Eres madre de un crucificado, del siervo de Yahve.
Cuando tenías a tu Jesús destrozado en tus brazos,es cuando más lo amaste, más lo adoraste. Cuando era niño pesaba poco y estaba vivo. Ahora es un hombre, pesa mucho y está muerto. Eres madre del niño risueño de Belén y eres madre del Cristo crucificado del Calvario. Tu imagen más bella y entrañable es aquella con tu hijo muerto en tus brazos y con tu corazón traspasado por una espada. ¡Oh madre dolorosa, cuánto te hemos costado!
P. Mariano de Blas, LC
1 comentario
Padre Mariano le pido por favor con todo mi corazón que nunca deje de escribir sobre la Santísima Virgen.
Usted sabe como describirla y hablar de Ella con mucho amor, con atención y respeto y El corazón me crecer y se me I fla solo de leer sus poemas para Ella
Gracias y que Dios lo siga llenando de bendiciones.